miércoles, 8 de diciembre de 2010

Crónicas del Tiempo - "Las Nornas" del Destino

Elena podía oír los fuertes latidos de su corazón junto con su respiración irregular. Todo estaba oscuro a su alrededor, por lo que decidió cerrar los ojos para centrar más su interés en otros sentidos. Lo primero que pudo diferenciar entre el aparente silencio, fue un goteo inicial en lo que parecía estar a la izquierda. Se giró y el goteo parecía seguirla sobre su propio movimiento. Un segundo goteo se añadió a la creciente desesperación que empezaba a brotar como sentimiento desde lo más profundo de ella. Dos goteos, incesantes, constantes y desquiciantes, todo al mismo tiempo. Un todo. Un chasquido. Elena pudo oír un chasquido, junto al que ora era el primer goteo ora era el segundo para volver inmediatamente al primero. Otro chasquido. Goteo, chasquido. Un gemido susurrado y el terror creciente añadido a la locura más humana nunca antes conocida. Extendió sus brazos mientras giraba, tratando de alcanzar algo, palpar alguna superficie, pero nada. Anduvo sin saber hacia dónde y sin tiempo. Estaba atrapada en una nada que poseía todo. Otro goteo y no palpaba nada. Vueltas y vueltas en el infinito terror en el que estaba atrapada. Quién o quiénes habían urdido tales artimañas para encerrarla allí, si es que realmente estaba encerrada. Cada vez oía más cosas a su alrededor, si es que en realidad estaba girando y no veía ni palpaba nada. Fue entonces cuando, a punto de dejarse caer sobre un posible suelo, la voz dulce de una mujer acalló cualquier otro ruído que antes invadiera aquel inapacible extraño lugar.
- "Dime niña, ¿qué quieres saber?, que no sea ni lo que va delante ni lo que va después".
¿Un acertijo quizás?, pensó Elena. La cabeza aún le daba vueltas. Se sentía mareada, con ganas de vomitar. No, no tenía gana alguna de contestar ni a esa voz ni a nadie, simplemente quería regresar a casa - Si te lo digo ¿qué lograré a cambio? -
La voz de la mujer reincidió en la pregunta y en sus palabras, Elena, no percibió alteración de tono alguno. -De acuerdo,- Elena pensaba lo más rápido que podía, sin saber realmente por qué, pues a ella no le habían puesto un tiempo. ¡Claro, ya está! - se dijo para si misma. Aquella voz de mujer hacía referencia al "Presente". Elena no dudo ni un instante en formular la pregunta - "¿Dónde estoy?" y fue cuando otra dulce voz de mujer, distinta a la primera dijo "pues lo que ya fue formó parte del ahora y también al revés". Elena no entendía nada, no le habían respondido. Sin embargo no tuvo duda alguna de que la voz que le hablaba se refería al Pasado. A la primera voz le formuló la pregunta adecuada y esta vez debía averiguar qué decir que le proporcionase la respuesta siguiente a su pregunta. "Vine de fuera", respondió Elena y una tercera voz, severa y rotunda intervino con "Y lo siguiente estará por llegar. Sólo tienes que sentarte y saber esperar". ¿A qué tenía que esperar? y ¿sentarse sobre dónde?. No entendía nada pero no tenía otra opción. Se dispuso a sentarse cuando empezó a caer y caer y caer, como si fuera infinito. Fue entonces cuando sintió que tenía que abrir los ojos. Nada estaba oscuro pero tampoco era mejor. Estaba dentro de un tunel cuyas paredes estaban formadas por una espiral tridimensional que giraban en sentido contrario a ella. Cada vez había más y más luz y sintiéndose completamente mareada por mirar fijamente la espiral, sin quererlo, a consecuencia del mareo, se atrevió a mirar hacia abajo y su pánico fue acallado cuando impactó contra una gigantesca membrana elástica que la impulsó hacia arriba, de donde supuestamente venía, a una velocidad inconcebible para el ser humano. Elena desapareció. En aquel plano cósmico ya no estaba. Había desaparecido, pero ¿adónde o a cuándo?.
El túnel de espiral se cerró y la oscuridad volvió a reinar en aquel sitio en el que Elena había derrotado, sin saberlo, a las Tres Hermanas del Destino.