miércoles, 8 de diciembre de 2010

Crónicas del Tiempo - "Las Nornas" del Destino

Elena podía oír los fuertes latidos de su corazón junto con su respiración irregular. Todo estaba oscuro a su alrededor, por lo que decidió cerrar los ojos para centrar más su interés en otros sentidos. Lo primero que pudo diferenciar entre el aparente silencio, fue un goteo inicial en lo que parecía estar a la izquierda. Se giró y el goteo parecía seguirla sobre su propio movimiento. Un segundo goteo se añadió a la creciente desesperación que empezaba a brotar como sentimiento desde lo más profundo de ella. Dos goteos, incesantes, constantes y desquiciantes, todo al mismo tiempo. Un todo. Un chasquido. Elena pudo oír un chasquido, junto al que ora era el primer goteo ora era el segundo para volver inmediatamente al primero. Otro chasquido. Goteo, chasquido. Un gemido susurrado y el terror creciente añadido a la locura más humana nunca antes conocida. Extendió sus brazos mientras giraba, tratando de alcanzar algo, palpar alguna superficie, pero nada. Anduvo sin saber hacia dónde y sin tiempo. Estaba atrapada en una nada que poseía todo. Otro goteo y no palpaba nada. Vueltas y vueltas en el infinito terror en el que estaba atrapada. Quién o quiénes habían urdido tales artimañas para encerrarla allí, si es que realmente estaba encerrada. Cada vez oía más cosas a su alrededor, si es que en realidad estaba girando y no veía ni palpaba nada. Fue entonces cuando, a punto de dejarse caer sobre un posible suelo, la voz dulce de una mujer acalló cualquier otro ruído que antes invadiera aquel inapacible extraño lugar.
- "Dime niña, ¿qué quieres saber?, que no sea ni lo que va delante ni lo que va después".
¿Un acertijo quizás?, pensó Elena. La cabeza aún le daba vueltas. Se sentía mareada, con ganas de vomitar. No, no tenía gana alguna de contestar ni a esa voz ni a nadie, simplemente quería regresar a casa - Si te lo digo ¿qué lograré a cambio? -
La voz de la mujer reincidió en la pregunta y en sus palabras, Elena, no percibió alteración de tono alguno. -De acuerdo,- Elena pensaba lo más rápido que podía, sin saber realmente por qué, pues a ella no le habían puesto un tiempo. ¡Claro, ya está! - se dijo para si misma. Aquella voz de mujer hacía referencia al "Presente". Elena no dudo ni un instante en formular la pregunta - "¿Dónde estoy?" y fue cuando otra dulce voz de mujer, distinta a la primera dijo "pues lo que ya fue formó parte del ahora y también al revés". Elena no entendía nada, no le habían respondido. Sin embargo no tuvo duda alguna de que la voz que le hablaba se refería al Pasado. A la primera voz le formuló la pregunta adecuada y esta vez debía averiguar qué decir que le proporcionase la respuesta siguiente a su pregunta. "Vine de fuera", respondió Elena y una tercera voz, severa y rotunda intervino con "Y lo siguiente estará por llegar. Sólo tienes que sentarte y saber esperar". ¿A qué tenía que esperar? y ¿sentarse sobre dónde?. No entendía nada pero no tenía otra opción. Se dispuso a sentarse cuando empezó a caer y caer y caer, como si fuera infinito. Fue entonces cuando sintió que tenía que abrir los ojos. Nada estaba oscuro pero tampoco era mejor. Estaba dentro de un tunel cuyas paredes estaban formadas por una espiral tridimensional que giraban en sentido contrario a ella. Cada vez había más y más luz y sintiéndose completamente mareada por mirar fijamente la espiral, sin quererlo, a consecuencia del mareo, se atrevió a mirar hacia abajo y su pánico fue acallado cuando impactó contra una gigantesca membrana elástica que la impulsó hacia arriba, de donde supuestamente venía, a una velocidad inconcebible para el ser humano. Elena desapareció. En aquel plano cósmico ya no estaba. Había desaparecido, pero ¿adónde o a cuándo?.
El túnel de espiral se cerró y la oscuridad volvió a reinar en aquel sitio en el que Elena había derrotado, sin saberlo, a las Tres Hermanas del Destino.

lunes, 11 de octubre de 2010

Crónicas del Tiempo - Caronte

Los primero rayos de sol despuntaron en la casa de Elena y el nerviosismo por el que estaba invadida desde hacía mucho rato era patente en el temblor de sus manos. Sujetó el bote opaco y se lo acercó. Estaba muy frío a pesar de no haber estado en contacto con bajas temperaturas. Se dispuso a abrirlo entre una fuerte curiosidad y a la vez un creciente pánico a lo desconocido. Cuando la tapa dejó desprotegido el interior del objeto, un extraño hedor brotó de su interior y Elena no se pudo contener. Apartó el miedo, lo dominó, disponiéndose a mirar dentro. Lo hizo, pero no había nada. La decepción hubiera sido enorme de no ser porque al poco de mirar, un sorprendente movimiento surgió desde aquella oscuridad interna. ¿cómo podía verlo si estaba tan oscuro?. Fuera lo que fuera que se moviera allí dentro, de repente, saltó sobre una de sus manos. Elena profirió un grito tan gutural e intenso desde las mismísimas entrañas de su cuerpo que se pudo oír en todos los rincones del pueblo. Aquella cosa viscosa tiraba de ella hacia el interior del bote y a pesar de la resistencia impuesta, ella empezó a disminuir en tamaño para ser absorbida por el extraño ser que albergaba el interior del bote.
Elena estaba angustiada, asustada, le faltaba aire ... Elena, no podía respirar y todo quedó oscuro para ella ...

....

Diana vomitó barro en varias ocasiones. No recordaba nada anterior a cuando se estaba ahogando. Algo tiraba de ella hacia el fondo y aunque luchó por evitarlo finalmente tuvo que ceder. Tras revisar que no había sufrido daños físicos aparentes empezó a mirar a su alrededor con el fin de averiguar dónde estaba. La ropa que vestía estaba sucia, harapienta y su pelo húmedo enredado entre algunas algas.
Hizo un rápido análisis de la situación y comprobó que estaba encerrada en una especie de pequeña sala circular sin paredes. El círculo del suelo emitía una ténue luz que iluminaba lo suficiente para saber que más allá del círculo no había nada. Invadida por el brote de un ataque de nervios inició el paso hacia un punto indeterminado, ya que al ser un círculo el destino, probablemente, sería infinito. La situación se complicó aún más cuando al dar unos pocos pasos, la superficie empezó a inclinarse frente a ella hacia abajo. Tuvo que retroceder de espaldas, lentamente, unos pasos, deshaciendo el camino que había hecho. Provocó así el proceso inverso, ahora el suelo se inclinaba hacia su espalda. Fue entonces cuando Diana se percató de que estaba sobre una plataforma circular sujeta a una base vertical. Sabía que si daba un paso más allá del límite de inclinación, ella caería en lo profundo del vacío oscuro por el que estaba rodeada ...

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sábado, 9 de octubre de 2010

Crónicas del Tiempo - Religare

En el interior de su cabeza se agolparon cientos de pensamientos simultáneos. Diana se hundía en las profundidades del mar sin poder hacer nada. Todos sus esfuerzos eran inútiles y el fin llegaría pronto. Se ahogaría y la oscuridad pasaría a ser parte de una alianza forzada en el acto, sin opción a decidir. Las fuerzas empezaban a fallar y el momento de abrir la boca estaba cerca. Debía aguantar un poco más, tan solo unos instantes para seguir creyendo que la esperanza humana, en verdad, es lo último que se pierde. Diana no aguantó más y el agua conquistó sus pulmones pero ...

Diana no sabe que ya forma parte de esta historia.
...

Rebeca despertó tosiendo, tumbada sobre el suelo, hacia abajo, junto al corcel que decoraba el Mustang que la había llevado hasta allí, Death Valley. Cómo había llegado, para ella era una incógnita. Se incorporó, abrió la puerta del coche y comprobó que estaba sola y que el vehículo no tenía gasolina. Cogió la mochila que había en su interior y caminó sin rumbo desubicada por el mareo en su cabeza. Desconocía cuánto tiempo tardaría en encontrar algún lugar con vida por lo que desechó la idea de pensar mucho en ello. Tras dos largas horas de caminata la sed empezó a llamar al conjunto de sensaciones que gobernaban con más y más fuerza su desdicha y ... se detuvo en seco. Los ojos desorbitados horrorizaron lo que frente a ella se había cruzado ...

Rebeca aún no tiene indicios para saber que ya forma parte de esta historia.

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(Continuará)

jueves, 7 de octubre de 2010

Crónicas del Tiempo - Despedida

Oteando el horizonte aprecio las últimas tonalidades naranjas que pinta la luz del atardecer en el cielo. Frente a la tumba de Gema, en silencio, converso mentalmente con ella. Nadie sabe, ni sabrá, cómo la conocí pero sí sabrán cómo la encontré. No llegué a tiempo para evitarlo. Él había huído. Cogí su cuerpo inerte sobre mis brazos y la enterré justo en el lugar donde me hizo prometer, sellando mis labios, que nunca contaría su secreto. Deposité su cuerpo en el hueco creyendo que, antes de echar la tierra sepultadora sobre ella, volvería a la vida sonriendo, abrazando mi cuello.
He vuelto a contarle lo que quise decirle en vida; es tarde, fui un cobarde.
- Gema - se me hace un nudo en la garganta mientras digo esto en alto - te echo de menos. Me voy y no sé si cuando regrese seguirás aquí. Te echo tanto de menos. - Tomo aire para dar fin a esa angustia que me asfixia - me voy lejos. Adiós.
Deposito unas flores sobre el montículo de tierra y beso con delicadeza su nombre, que reza sobre su lápida de piedra.
Mis pasos se pierden en el camino y Gema llora.
Mis pasos se pierden en el camino y Gema sabe que no está sola

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Un coche viejo y blanco acaba de aparcar frente a una casa en un pueblo de la montaña. "Alguien", a quien no se le puede distinguir bien entre la bruma de la mañana, llama a la puerta con la más absoluta discreción. Una joven, llamada Elena, sale a recibirle y le es entregado en mano un extraño bote opaco con algo dentro. No podrá abrirlo hasta que se haga de día y mientras, Elena, se queda sentada en el sofá observando con impaciencia el bote, creyendo que así descifrará lo que contiene dentro. Elena aún no sabe que ya está atrapada en esta historia.

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El interfono de un piso situado en la Gran Ciudad suena insistente a las 5.30 de la mañana. Susana se levanta casi dormida de la cama y desorientada se dirige al aparato para preguntar quién es. Una voz, que le resulta familiar, le habla en un susurro por el auricular. Ella pulsa el interruptor y le indica que suba. Abre la puerta y recibe de "Alguien" que se oculta entre las sombras, un marco con una foto dentro por el lado en blanco. No podrá sacarla del mismo para darle la vuelta y verla hasta que se haga de día. Mientras, Susana, sentada en el sofá, se queda observando una imagen blanca tratando de descifrar cuál es su secreto. Susana no sabe que ya ha entrado en el juego de esta historia.

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jueves, 25 de marzo de 2010

El pianista roto


Esta historia requiere:

LECTURA MUSICAL (se requiere música de fondo para su lectura)


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Hoy me despertó temprano una llamada telefónica. Me costó reaccionar, estirarme y desperezarme. Calcé mis pies dentro de las zapatillas de andar por casa, con la leve esperanza de encontrar en su interior un poco de calor.
El timbre del teléfono no paró de sonar hasta que al final llegué a él y lo descolgué con cierto nervio. Una delicada voz de mujer me lo dijo: "hoy morirás".
Colgué el teléfono, fui a mi habitación y abrí el armario. Rebusqué entre varias prendas, separando unas perchas de otras, tratando de localizar la ropa adecuada para el evento. Ahí estaba; no había escogido el típico conjunto de traje con chaqueta, camisa y corbata. Mi elección fue mucho más sencilla, vestir algo que fuera cómodo. Sólo se muere una vez.
Me vestí, engominé mi pelo y acudí al salón para esperar sentado sobre el sofá. Debía ambientar la espera con la mejor música para la ocasión.
El piano sonaba. Sus deliciosas notas, elaboradas con dulzura por los dedos de Tsuyoshi, se adueñaron de mi por completo y haciendo del tiempo un mero espectador, los segundos nacieron para ser minutos; los minutos crecieron para hacerse adultos en horas; las horas se abrazaron como ancianas y así hasta que los días se convirtieron en años y los años en vida. El piano sonaba y mi vida llegaba a su fin. Ella llevaba un rato a mi lado. La contemplé. Nos conocíamos, nos miramos pero no fue necesario decirnos nada. Miré el reloj, el minutero; respiré. También al segundero, queriendo completar el giro sobre la esfera. Agudicé el oído y pude escuchar sus pasos, lentos, piadosos. Cuando quise darme cuenta me vi muerto, abrazado por ella y junto a ella.

Sólo quiero que sepáis que os echo mucho de menos.

Félix.


martes, 23 de marzo de 2010

Los Frosties


Tres tristes tigres comen trigo en un trigal y claro, de repente aparecí yo como caído del cielo entre tanta espiga. Me había perdido horas atrás, no me pregunteis cómo, y sin rumbo fijo estaba deambulando tratando de encontrar el camino a casa.
Pobres animalitos - pensé - tendrán hambre por que ¿desde cuándo los tigres comen trigo?. Mi pregunta fue contestada al momento. Corrí con todas mis ganas huyendo de ellos, abriéndome paso entre las largas espigas que sembraban aquel interminable campo hasta que llegué, exhausto, a una pequeña granja hecha de ladrillos. Llamé con ímpetu hasta que alguien me abrió la puerta. Tres cerditos vestidos como personas me abrieron, pero no era el mejor momento para ponerme a preguntar sobre lo absurdo de la situación, porque allí nada tenía sentido y empujándolos hacia dentro, seguí corriendo al interior de la vivienda buscando un lugar donde esconderme de las hambrientas bestias que estaban a punto de darme caza. Sin percatarme había resuelto el problema. Tres tigres, tres cerditos, un cerdito para cada tigre y cuando noté que desde hacía mucho rato no se oía ni un mísero ruido, me decanté por asomar la vista a ver si seguía siendo peligroso o por el contrario los tigres se habían cansado de perseguirme. Efectivamente, se habían cansado y para celebrarlo se estaban zampando a tres cerditos. Justo cuando miré rebañaban los restos del último cerdito, y no saciados con tan suculento plato, cuando apareció el incauto lobo en la puerta de entrada preguntando por los cerditos, los tres tigres se abalanzaron sobre el animal devorándolo sin compasión alguna.
Cuando me disponía a huir durante su distracción, una mano por detrás me sujetó por el hombro. Me giré y frente a mi tenía a un pobre niño con un martillo en una mano y un clavo en la otra. Libérame - me dijo casi sin ganas. - ¿cómo puedo ayudarte y con qué? - le miré extrañado, parecía poseído por el del Sexto sentido y un Jack Nicholson tarado en El Resplandor. - Si me dice Redrum me da un síncope - pensé. Pero no, no me lo dijo. - ¿Quién eres?. Pablito. - Entonces fue cuando ya hilé todo - Tres tristes tigres ... entonces ... Pablito clavó un clavito, ¿qué clavito clavó Pablito?. El niño afirmó con un gesto significativo de su cabeza. - Es tontísimo - le dije - si sólo clavas un clavo ¿por qué preguntar cuál has clavado?. Vaya, había descubierto su secreto. Una risa maléfica dibujó su rostro de oreja a oreja. - Me has pillado -. Pude percibir cómo llenaba sus palabras con cierto sarcasmo. - En realidad los tres tigres son míos - dijo con una gran dosis de felicidad. Era un maldito sádico. Daba de comer trigo a los tigres para que pasaran mucha hambre y luego así alimentarlos con alguna de sus víctimas a las cuales engañaba con el cuento de estar secuestrado en aquella casa clavando clavos, cuando en realidad sólo tenía uno. Yo sería el próximo banquete de sus mascotas.
Pablito me tuvo encerrado durante muchos días en una jaula y lo peor de todo no era el pensar a cada minuto que en cuanto volvieran a pasar hambre sus tigres, yo sería su alimento; ¡no!. Lo peor fue que "el bueno" de Pablito durante todos esos días me alimentó a base de copos de maíz.
Por eso desde entonces odio los Corn Flakes. Ahora desayuno Smacks, que aunque también es trigo, está inflado y azucarado. Eso me gusta más.

Cómo escapé de allí es otra historia; ahora me marcho deprisa o llegaré tarde al trabajo.


viernes, 26 de febrero de 2010

Ojos Claros

La primera gota que cayó era roja. Detrás la siguió otra de color amarillo. Naranja, verde, azul, consecutivas unas a otras y yo, ahí en medio, empapándome de colores. Los colores blancos y negros que a veces ensombrecían mi vida, se fusionaron en perfecta armonía con el resto que caían.
Coloreando mi vida, sólo mis ojos aún no habían sido empañados. Miré hacia el cielo y con desánimo comprobé que había dejado de llover. Todo el cuadro estaba pintado salvo el iris que rodeaba mis pupilas.
Me sentí triste y de mis ojos, de cada uno, brotó una lágrima. No cayeron, simplemente colorearon con el primer parpadeo cada espejo ocular.

Ya no estoy triste porque puedo ver con claridad el cuadro inmenso que hay pintado ante mi...

mi propia vida.


"¡¡Qué ojos más bonitos tienes Félix!!" y sonriendo contesté "es porque tu imagen se refleja en ellos".


COLDPLAY - GREEN EYES

lunes, 22 de febrero de 2010

Límites

Sentado; en la orilla; muy al borde. Al otro lado mi reflejo, no sobre la superficie del agua, no; es un simple espejo situado frente a mi.
Cuántas horas podría dedicar a analizarme mirando mi imagen sobre él.
A pesar de ser de noche, los elementos del firmamento me permiten ver, lo iluminan, decisiones tomadas en mi vida, algunas buenas, otras no tanto.
El espejo se ha empezado a resquebrajar y en breve explotará en millones de minúsculos cristales.
Me queda poco tiempo para elegir en qué realidad quedarme.
Soñar es bonito pero irreal. No muestra la verdad.
Da igual porque es demasiado tarde, ya no hay espejo y me he desvanecido para siempre. No existo en ninguna de mis realidades.

Sentado; en la orilla; muy al borde ... inmutable.

lunes, 15 de febrero de 2010

El Hombre Acuario


EL HOMBRE ACUARIO


Ante todo, es un hombre muy interesante que no pasa nunca desapercibido, cuya personalidad o aspecto físico resulta siempre singular o alejado de lo convencional. Es abierto y sociable, amable y diplomático, pero también radical e inflexible en los principios e ideales que rigen su vida y sus acciones. Su vida suele estar llena de cambios y sucesos inesperados, asimismo él triunfará o dará lo mejor de si en trabajos de improvisación o que requieren mucha intuición, fantasía y creatividad. Este signo está lleno de genios y también de locos, pero, de un modo u otro, todos se salen siempre algo de la norma o toman senderos opuestos a los que recorrería la inmensa mayoría de la gente. Con ellos la vida nunca será aburrida y mucho menos aún rutinaria.

Es un hombre de grupo, que ama el trabajo en equipo e idealiza la amistad como la mejor o más perfecta de las relaciones. Quien quiera consolidar una unión sentimental con él tiene que empezar siendo su amigo y no dejar nunca de serlo. Su atención e intereses están dispersos por todas partes y centrados en un buen número de cosas y personas. Como todos los grandes idealistas que se mueven por una elevada causa, su forma de amar es mas bien impersonal, tiende a amar a todo el mundo en general, pero a nadie en particular.

Como amigo es el mejor que uno puede tener, pero la cosa es distinta en el amor. Su profundo amor por la libertad e independencia lo llevan a que sea muy difícil de atar o de obtener de él un compromiso. En todo caso, se reservará para su alma gemela.

Él se siente diferente y espera encontrar a una mujer especial y distinta a las demás. Pero tanto si la encuentra como si no, todo serán recelos a la hora de abordar una relación. Una vez que por fin decida atarse a esa persona, ya no habrá problema, lo verdaderamente difícil será el período que pase hasta que tome esa decisión.

Al hombre Acuario le encantan los misterios y todo lo enigmático, lo que exalta su imaginación y pone en alerta su inteligencia e intuición, además de que también le evita la rutina y el aburrimiento, dos cosas que lo hacen salir corriendo. Por eso la mujer que aspire a seducirlo no debe comportarse jamás como un libro abierto. Cada persona que llega a su vida despierta su enorme curiosidad, y a menudo tiende a tomarse los romances como si fuera una investigación.

Él mismo se muestra como un ser misterioso y enigmático, con sus continuos cambios y carácter imprevisible. Es por completo imposible descubrir cómo se va a levantar cada mañana, porque siempre sucederá lo contrario de lo que esperábamos. Puede ser el caballero más gentil y de educación más exquisita y súbitamente mostrarse seco, frío y distante, o en otros momentos explotar en airada cólera.

Busca una mujer que sea, por encima de todo, una excelente amiga y compañera, con la que pueda compartir una gran cantidad de intereses. Con ella querrá tener una relación lo más parecida posible a una amistad, con un fecundo intercambio de contenidos intelectuales. Cuanto más amistosa e intelectual sea la relación, menos pasión emocional y sexual habrá y, con ello, menos peligro de engancharse o atarse emocionalmente, que es siempre el mayor temor de Acuario.

En realidad estamos ante un hombre frío y cerebral, al que le es muy difícil demostrar sus sentimientos, incluso cuando lo desea. Le encanta que su pareja se acople entre sus muchos y variados amigos, como uno más, que se preocupe por el mundo y las personas que lo rodean y participe de las charlas y actividades del grupo.

Lo mejor para seducirlo es no mostrar un interés demasiado grande en retenerlo o atarlo, mostrarse como una mujer abierta e independiente y con una gran cantidad de amigos, es decir, igual que él. En muchas ocasiones, una amiga termina, con el tiempo, siendo su pareja. La mujer que quiera conseguir a un Acuario debe evitar ser celosa o posesiva, o estar encima de él como un policía. Por el contrario se sentirá muy atraído por una mujer idealista y llena de sueños o fantasías, con un gran espíritu de aventura y deseo de abrirse al mundo.

Muchas veces los acuario se entregan a relaciones platónicas que los alejan del peligro de atarse emocionalmente. En otros casos vivirán muchos romances pasajeros o amistades con un fuerte componente erótico, pero su verdadera bestia negra será siempre el mundo de las emociones y los sentimientos.

El hombre Acuario, una vez que se decide por fin a sentar la cabeza y unirse sentimentalmente a una mujer, será un compañero muy atento y agradable, con el que poder gozar de profundos y maravillosos momentos de paz. Ahora bien, hay que tener muy en cuenta que, junto a un Acuario, la vida estará siempre llena de sorpresas y novedades de todas clases. En realidad, su pareja no llegará a tenerlo nunca, porque entregará su vida a un ideal o volcará todas sus energías en un trabajo creativo.

miércoles, 10 de febrero de 2010

"El Cadáver Exquisito"


Este relato corto lo escribí hace ya tiempo, allá por Mayo de 2008, cuando asistía a clases de "Escritura Creativa" y alguno de los que seguís desde hace unos días mi blog, ya lo leísteis antaño. Sin embargo es uno de mis favoritos, ya que surgió de la técnica de escritura libre "El cadáver exquisito" y me apetecía colgarlo de nuevo. Al final del relato os explicaré en qué consiste esta curiosa forma de elaborar historias, resulta muy original y divertido, ya que es como un juego.


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"Apenas contaba con diez años recién cumplidos cuando mi madre me obsequió con una pluma de quinientas mil pesetas de las de entonces. Estaba convencida de que llegaría a ser un gran escritor y la inversión merecía la pena.
Aunque mi madre podía no estar equivocada, llegar a ser un maestro literario implicaba escribir usando las manos. - ¿Qué mérito tenía hacerlo así?.-
De mis manos se escapó el preciado regalo impactando sobre el frío suelo de gres. Estaban allí, charlando, como si no fuera con ellos la cosa, aunque efectivamente no iba con ellos. Eran mis dos Pies.
Nada mas quitarme los calcetines descubrí un mundo móvil apto para escribir mis ensayos. Los dos pies estaban capacitados para llevar a cabo tan árdua y apasionante misión pero sólo uno sería el elegido. Tras comprender el mensaje, sólo elaborado en mi mente pero no expresado por mi boca, ambos pies empezaron a pelear por el puesto. Meñiques fueron las primeras bajas en combate, rápidos pero débiles, el primero, el de Pie Izquierdo, cayó desmayado tras colisionar con ímpetu sobre el pulgar de Pie Derecho, aunque más sufrió el meñique de Pie Derecho. Le rodearon simultáneamente índice, corazón y anular de Pie Izquierdo, retorciéndole hasta que se desplomó de dolor. Narrar la batalla con los dedos restantes es muy dramático por lo que prefiero omitir dicho acontecimiento. Pie Derecho fue el gran triunfador pero tuvieron que pasar dos semanas hasta que la retirada del vendaje le permitiera iniciar sus prácticas como novelista. Se sentía muy orgulloso.
Los días pasaban, los meses se esfumaban con buen ritmo del calendario y los años se convirtieron en el principal enemigo de la novela, "La Desesperación".
Pie Derecho estaba atrapado en una historia para la cuál no encontraba un buen final.
Un día de tantos, observó cómo su compañero Izquierdo saltaba sobre el agua de lluvia depositada en el borde de la ventana, provocando su chapoteo el impacto de diversas gotas de agua sobre el cristal azul. Cuánta envídia sentía por él, por su libertad y alegría. Sin que me diera cuenta Pie Derecho se separó de Pierna Derecha y distrajo, con unos vaqueros, a Pierna Izquierda, que miraba con emoción los saltos que daba su Pie en la ventana. Ya distraídas ambas Piernas con los pantalones, Pie Derecho se acercó con mucho sigilo a la ventana y aprovechando uno de los momentos en los que Pie Izquierdo estaba de espaldas saltando, se aventuró a empujarle y acabar así con su vida.
- ¿Pie Izquierdo habría muerto?-, pensó. Para cerciorarse se arrimó al borde de la ventana para observar sobre la acera el cuerpo inerte del que había sido su compañero tantos años. Satisfecho por su hazaña, giró con brusquedad y deprisa para volver dentro, con la mala fortuna de dar un "traspié" y perder el equilibrio.
El juez, en su acta de levantamiento de cadáver, resaltó el motivo por el que habían muerto "suicidio colectivo por colaboración en Secta Los Calzados Deportivos".
No me lo podía creer, la raíz, base de mi vida, se había roto y la novela seguía incompleta.
Pasó un tiempo hasta que me recuperé de este duro revés y decidí terminar la obra que Pie Derecho había elaborado. Mano Izquierda y Mano Derecha, se negaron a sufrir un final parecido al de sus compañeros inferiores y fueron a la huelga. Pacté. No podía permitirme el perder más miembros del cuerpo. Mano Izquierda consiguió el poder vestir con un guante de piel mientras que Mano Derecha el portar anillos y pulseras. Ambas me ayudarían así a finalizar la obra.


Terminé la Novela quince años después. No sé si la pluma que me regaló mi madre me convirtió en el Gran Escritor que, yo creía, ella esperaba que fuera, pero sí sé que me ayudó a quitarme todos esos complejos inútiles y absurdos que a veces pesan sobre mi físico.


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EXPLICACIÓN

Un "Cadáver Exquisito" consiste en reunir a varias personas y cortar un pequeño papel para cada una y así puedan escribir en él (cada trozo de papel es parte del cadáver).
Alguien, que no forma parte del grupo, dará la orden necesaria para que comience el ejercicio.
Los participantes deben escribir lo primero que se les pase por la cabeza, sin pensarlo, y cuando vuelvan a oír la orden del regidor (el cual no participa), pasarán el papel a la persona que hay a su lado. Cuando suene de nuevo la orden para poder escribir continuarán la historia que reciben en el nuevo papel siempre dejando fluir la primera idea que pase por la mente, sin un pensamiento previo.

El resultado de aquel ejercicio (mi parte del cadáver) fue:

"El pie sale disparado, el agua salta ¿hacia dónde?, hacia la ventana que tiene el cristal azul, pero no entendí lo que pasaba con la raíz rota de placer y el sexo apagado tras el cristal pegando golpe en la piscina tratará."

Finalizada la prueba hay que escribir un relato usando lo que hay en tu hoja. No es obligatorio usar todo, simplemente hay que basarlo en cosas que salen en él, por muy absurdo que parezca.

Espero que os haya gustado.

domingo, 7 de febrero de 2010

Low Cost

No sé si alguna vez habeis hecho uno de esos viajes espaciales de los que duran más de 3 horas; pues yo no, este era el primero. Esta moda por viajar tanto y conocer mundo, al final te acaba contagiando por muy reacio que seas a ello, pero claro, yo soy de esos que a la hora de hacer algo lo hacen bien o al menos creen hacerlo así. Digo en ese plan porque buscando vuelos baratos por una página de esas de "Low Cost" encontré una cuya publicidad rezaba "últimas plazas para Cabo Cañaveral. Viaje a precio cerrado". Cómo no iba a ir a Cabo Cañaveral, desde donde se lanzan todos esos cohetes que van al espacio y encima por un billete a precio fijo de 5€, aunque fuese sólo de ida. Podría ver lanzar uno de esos trastos en directo. Una vez allí ya resolvería cómo volver a casa muy económicamente.
Se mostraba como el corredor de la muerte la pasarela que, frente a nosotros, estaba instalada a la salida del ascensor de la lanzadera de Cabo Cañaveral. Al final de la misma había una puerta abierta y dos operarios de la NASA a ambos lados para recibirnos y dar las debidas instrucciones. No me costó mucho acoplar en el portaequipajes la mini maletilla que llevaba con dos calzoncillos, un par de calcetines, unos vaqueros y un par de camisetas de manga corta. Verticales, así eran los asientos y así estábamos acoplados sobre ellos. Los nervios, en un primer viaje como este son siempre palpables y la azafata percibió mi inquietud, por lo que vio recomendable acercarse para preguntar mi estado anímico - pues la verdad,- le dije mirándola fijamente - tengo curiosidad por saber si hay que levantar los brazos en el despegue, como en la montaña rusa del parque de atracciones -. Aquella simpática azafata agrió su gesto y no volvió a dirigirse a mi durante el resto del camino rumbo a la estación espacial.
Direis "que tío más grande que viaja por sólo 5€ al espacio" y ese fue el mismo pensamiento que tuve hasta que, ya habiendo despegado y estando a mitad de camino, se me acercó un revisor para pedirme el billete (¿cómo hacía para no caer con tanta verticalidad?. Nunca lo supe). Gustosamente le di el que tenía de "Low Cost" que días antes había sacado por internet. Contuvo una sonrisa despectiva al pensar que no le había entendido bien. ¡No era una broma! "¿había que sacar otro billete?"; la respuesta era que sí. Vamos, que me había "colao by the face", pero no pasaba nada, en la era moderna nos han inculcado que las tarjetas de crédito se admiten en todos sitios y allí no había excepción. Es increíble el poder de los bancos para implantar un datáfono en cualquier lugar del "universo". - ERROR - el mensaje parpadeante se indicaba en la pantalla de blanco y negro del datáfono. Tras varias intentonas, las caras despectivas de otros pasajeros (con dinero, todo hay que decirlo) y la mirada inquisidora del revisor, delataron la cruda realidad y era que no podía pagarme un viaje tan largo y tan caro.
No podían, para beneficio propio, echarme por la borda como en un barco; no porque no quisieran todos, sino más bien porque ya habíamos atravesado varias capas de la atmósfera y quedaba poquito para aterrizar en nuestro destino. Allí ya se encargarían de buscar las represalias adecuadas contra mi.
Aterrizamos y una vez desembarcados todos en la Estación Espacial, el Segundo de abordo nos estaba esperando para citar la normativa obligatoria durante nuestra estancia allí, aunque antes de hacerlo pude observar cómo el revisor (qué tío más impaciente, ni que pudiera huir de allí tan fácilmente) le decía algo al oído, refiriéndose a mi, porque ambos me miraron simultáneamente. Fue entonces cuando todo se desencadenó en cuestión de minutos - Disculpe Señor - mi voz sonó tan alta que todos se giraron hacia donde me encontraba - ¿dónde están los servicios? - Con cara de asco, dirigiéndose a mi como el polizón y cara dura que era desde su punto de vista, me negó alegando que no era momento adecuado para una pregunta tan inoportuna. - ¡Si quiere me meo aquí! - sus ojos se desorbitaron y con desdén pero con ímpetu me indicó dónde estaban. Qué esperaba, la tensión nos pasa factura a todos y debía dar gracias que sólo fuera eso lo que me pasaba. De camino a los baños me ocurrió algo inesperado; ¡¡qué digo inesperado, algo terrorífico!!. ¿Habeis visto la película Alien?, pues exactamente es lo que me encontré poco antes de entrar al servicio. Uno no, eran varios, pero el que me quería atacar y no sé si comer, era el cabecilla de todos ellos. Le olía el aliento un poco a azufre y a su lado estaba esa especie de arañita que se adhiere a tu careto para inyectarte el embrión que luego nace destrozándote todo el costillar. A lo que iba, que estaba "cagao" de miedo. Cómo le haces razonar a un bicho así; un bicho que babea y mucho. Me escupió el ácido ese que segregan pero lo esquivé con soltura. -A mi estos me van a pillar de nuevas - pensé. Me planté, serio y seguro frente a ellos y se lo dije sin importarme lo más mínimo - al final de ese pasillo está llenito de visitantes con un sabor rico, rico, rico. Yo ahora, si me disculpais, voy a entrar al servicio, no me aguanto más porque no pienso hacérmelo aquí encima (ni mucho menos delante de tanto Alien, que yuyu).
Entré al baño y acompañé a la situación con la repetitiva melodía de un silbidito muy animado, ahogando así los gritos que a lo lejos se oían.
Han pasado un par de días y estoy encerrado en la cabina de mando de la Estación Espacial, rodeado de cuerpos mutilados y sangre salpicada por todas partes. Al otro lado de las compuertas cerradas puedo escuchar los movimientos inquietos de todos los Aliens que me quieren degustar. No tengo internet, la línea se ha"caído" y no puedo sacarme un billete de vuelta a la tierra por Low Cost y encima la chica del teléfono de asistencia para solucionar mi problema con internet, me ha dejado en espera escuchando esa agradable melodía que ameniza la larga espera.
Lo dicho, la próxima vez hago una maleta con más mudas. No sabeis lo incómodo que es viajar con lo justito.

miércoles, 27 de enero de 2010

El Intruso

Una noche más, la incertidumbre me impide dormir. Una buena excusa para estar aquí escribiendo estas líneas ...
"La situación es sencilla; en la cama, con la espalda contra el cabecero y un ordenador portátil sobre mis piernas bien estiradas.
No tengo sueño. Sería estúpido por mi parte si os contara que acaba de entrar el abuelo de Heidi en mi habitación, pero es así. Lo peor de todo esto es que trae una silla plegable en una mano. Me está mirando pero no dice nada. ¿Debería preguntarle qué hace aquí?. Claro que si lo hago puede que el viejo se ponga a hablar y no me deje dormir en toda la noche. Imagino la situación cuando, a las 7.15 am, Pedro me llame inquieto desde su teléfono móvil para indicarme que ya está abajo en el coche esperándome.
El abuelo de Heidi sigue en mi habitación. Ha acoplado la silla en la esquina que hay cerca de la ventana y se ha sentado. -¡Qué pillo! - pienso cuando descubro que se ha puesto ahí para estar calentito cerca del radiador.
El radiador está encendido. Pues no pienso dejarlo toda la noche encendido para que el abuelo de Heidi esté calentito. Me levanto, lo apago y me vuelvo a meter entre las sábanas.
Nos miramos. No dice nada. No digo nada. Seguimos manteniendo el cruce de miradas.
Se está mesando la barba con una de sus manos.
¿Qué diablos pinta el abuelo de Heidi en la habitación? - me digo entre pensamientos cruzados que no me llevan a ninguna conclusión definitiva.
Disculpe, - carraspeo para que escuche mi voz clara - usted es el abuelo de Heidi, ¿verdad?. El viejo me mira perplejo ante la pregunta que acabo de hacer pero veo cómo poco a poco los músculos de su cara se relajan. ¡No! -. Su voz lapida lo que es obvio para mi. ¡Es el abuelo de Heidi, a mi no me engaña! - mis gritos han despertado a la vecina que, a la vez que me increpa con palabras mal sonantes, golpea la pared que da a mi dormitorio para que guarde silencio.
El abuelo se está burlando de mi, pues se ha llevado el dedo índice a los labios y me ha chistado como la famosa foto de la enfermera en los hospitales. Me pide que guarde silencio.
No he dormido bien en toda la noche. No por el abuelo de Heidi, no; no es la mayor de mis preocupaciones. No he dormido bien por otros motivos que ahora no quiero contaros.
Casi estoy preparado para bajar, cuando la llamada inquieta de Pedro activa la escandalosa melodía de mi teléfono móvil. Cojo mis cosas y justo antes de cerrar la puerta, entro de nuevo en casa rápidamente hacia el dormitorio y descubro que sigue allí el abuelo, mirándome fijamente. No había sido otro estúpido sueño.
Cuando regreso por la tarde a casa estoy cansado. Dejo las cosas sin pensar dónde. Busco al abuelo. Ya no está. Respiro aliviado. Necesito ir al baño para refrescarme la cara frente al espejo. Antes de entrar escucho un extraño sonido que viene de su interior; entro en él y cuál es mi sorpresa cuando descubro a un snörkel chapoteando en el agua de la bañera llena. Nos miramos fijamente, como pasó con el abuelo de Heidi, pero esta vez ambos sonreímos a la vez que pienso:
"otra noche más sin poder dormir".

Nuevos tiempos

Ya iba siendo hora de retomar mi blog.
Lo he tenido que limpiar de antiguas entradas que me traían tristes o malos recuerdos y es momento de renovar.

Plagado como siempre de ideas, emociones, incertidumbres y caminos nuevos a recorrer, recordaré, a aquellos que os atreveis a regalar a mis líneas algunos minutos de vuestro preciado tiempo, que aquí doy rienda suelta a mis relatos cortos. Por ello lo absurdo y retorcido de la mayoría de las narraciones tiene, como único objetivo, entretener.

Espero que os guste.

Un abrazo

Félix.