lunes, 11 de octubre de 2010

Crónicas del Tiempo - Caronte

Los primero rayos de sol despuntaron en la casa de Elena y el nerviosismo por el que estaba invadida desde hacía mucho rato era patente en el temblor de sus manos. Sujetó el bote opaco y se lo acercó. Estaba muy frío a pesar de no haber estado en contacto con bajas temperaturas. Se dispuso a abrirlo entre una fuerte curiosidad y a la vez un creciente pánico a lo desconocido. Cuando la tapa dejó desprotegido el interior del objeto, un extraño hedor brotó de su interior y Elena no se pudo contener. Apartó el miedo, lo dominó, disponiéndose a mirar dentro. Lo hizo, pero no había nada. La decepción hubiera sido enorme de no ser porque al poco de mirar, un sorprendente movimiento surgió desde aquella oscuridad interna. ¿cómo podía verlo si estaba tan oscuro?. Fuera lo que fuera que se moviera allí dentro, de repente, saltó sobre una de sus manos. Elena profirió un grito tan gutural e intenso desde las mismísimas entrañas de su cuerpo que se pudo oír en todos los rincones del pueblo. Aquella cosa viscosa tiraba de ella hacia el interior del bote y a pesar de la resistencia impuesta, ella empezó a disminuir en tamaño para ser absorbida por el extraño ser que albergaba el interior del bote.
Elena estaba angustiada, asustada, le faltaba aire ... Elena, no podía respirar y todo quedó oscuro para ella ...

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Diana vomitó barro en varias ocasiones. No recordaba nada anterior a cuando se estaba ahogando. Algo tiraba de ella hacia el fondo y aunque luchó por evitarlo finalmente tuvo que ceder. Tras revisar que no había sufrido daños físicos aparentes empezó a mirar a su alrededor con el fin de averiguar dónde estaba. La ropa que vestía estaba sucia, harapienta y su pelo húmedo enredado entre algunas algas.
Hizo un rápido análisis de la situación y comprobó que estaba encerrada en una especie de pequeña sala circular sin paredes. El círculo del suelo emitía una ténue luz que iluminaba lo suficiente para saber que más allá del círculo no había nada. Invadida por el brote de un ataque de nervios inició el paso hacia un punto indeterminado, ya que al ser un círculo el destino, probablemente, sería infinito. La situación se complicó aún más cuando al dar unos pocos pasos, la superficie empezó a inclinarse frente a ella hacia abajo. Tuvo que retroceder de espaldas, lentamente, unos pasos, deshaciendo el camino que había hecho. Provocó así el proceso inverso, ahora el suelo se inclinaba hacia su espalda. Fue entonces cuando Diana se percató de que estaba sobre una plataforma circular sujeta a una base vertical. Sabía que si daba un paso más allá del límite de inclinación, ella caería en lo profundo del vacío oscuro por el que estaba rodeada ...

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2 comentarios:

Diana dijo...

Jo que guay! a Elena la disminuyen y absorven dentro de una caja y a Diana la envían a realidad imposible!!

Anónimo dijo...

Llevo ya mucho tiempo encerrada en el bote ese...me agobio,necesito aire, espacio!!!!!!!!